El perfume del rey by Karine Bernal Lobo

El perfume del rey by Karine Bernal Lobo

autor:Karine Bernal Lobo
La lengua: spa
Format: epub
editor: Planeta Colombia


24

Ayer volví a casa pasada la medianoche después de acompañar a Stefan tanto tiempo como pude. Papá tenía razón en que volveríamos a incumplir el horario. Hoy, el señor Field actúa de forma extraña. Me mira constantemente. No sé si es por las preguntas que le hago sobre los motivos de la guerra entre Mishnock y Lacrontte, que no me responde, o porque he notado las marcas extrañas que tiene en las manos y que se pierden debajo de las mangas de su camisa.

Al acabar la clase, camino sola hacia la salida del edificio de tutorías, pues Mia no logró ponerse en pie tras la gala de anoche, así que le rogó a mamá que le diera permiso de faltar. En la acera me encuentro con Daniel, vestido con su traje militar azul y vino, aguardando pacientemente. De inmediato me lleno de miedo porque pienso que algo pudo haberles pasado a Liz o a Stefan.

—Hola, Emily. —Sonríe al verme y me tranquilizo un poco.

—No esperaba verte por aquí. ¿Ha ocurrido algo grave?

—No, claro que no. —Avanza hacia mí—. Solo que me resulta urgente hablar contigo. ¿Puedo acompañarte a casa y decírtelo en el camino?

Acepto y se me hace un nudo en la garganta. Daniel no deja de jugar con las manos mientras avanzamos, hasta abre y cierra la boca sin emitir sonido alguno, así que freno, asustada, y le pido que suelte de una vez lo que tiene atorado en la garganta.

—Quiero casarme con tu hermana. Voy a hacerlo —dice sin filtros.

Parece que el corazón se me detiene un instante.

—¡Por mis vestidos, Daniel! ¿No crees que es algo apresurado? ¿Y por qué estás tan seguro de que ocurrirá?

—Estoy seguro y por eso te he buscado. ¿Recuerdas la reunión que tuve con tu padre hace unos días? —cuestiona, y asiento—. El señor Erick me pidió algo. —Desvía la mirada—. Algo que ayudará a calmar de alguna manera las habladurías que están surgiendo sobre tu hermana.

—¡¿Papá te pidió que te casaras con Liz?!

Abro los ojos como un búho. Eso es imposible, él no haría eso, no se deja llevar por habladurías… ¿O sí? Esto es malo, es terrible. Si Liz llega a enterarse, por favor, ni siquiera lo puedo imaginar.

—No, él no mencionó el matrimonio.

—Puede que no con esas palabras, pero seguramente lo insinuó. En realidad, no te quieres casar con mi hermana, solo lo haces para aplacar los rumores —lo acuso.

—Yo la quiero muchísimo, Emily, no me malinterpretes. Liz es la mujer que quiero para el resto de mi vida y solo quiero preguntarte si crees que ella está preparada para dar ese paso.

¿Cómo se le ocurre a papá insinuar algo así y a Daniel acatarlo? No quiero que le proponga matrimonio a Liz si no se muere de ganas por llamarla su esposa. Ella viene de una propuesta de matrimonio infeliz y no quiero que suceda lo mismo con esta. Soy consciente de que el general es diferente de Percival, pero, aun así, todo se está haciendo con la misma premura.



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